Hay tanta nostalgia exquisita que viene con abrir una cápsula del tiempo. Romántica y sentimental a la vez, una cápsula del tiempo personifica el tierno olor de una tienda de antigüedades llena de las cosas favoritas de alguien o los bordes amarillos de una fotografía, tomada y guardada por amor. Es una nota en una botella, echada a un mar de vida cotidiana y olvidada hasta ahora: arrastradas a la orilla 25 años después para continuar con la tradición perfecta.
El 16 de abril, el periódico estudiantil, Northern Star, llenará la próxima cápsula con recuerdos de 2025 para los estudiantes de NIU y los residentes de DeKalb de 2050. Cuando miren por dentro, ¿entenderán algún chiste privado que guardamos en la cápsula o se maravillarán de lo diferente que era la vida en la década de 2020? ¿Pedirán un almuerzo similar en el HSC, estudiarán en la misma esquina de la biblioteca o verán cómo los mismos arces cambian de color en el otoño? Dentro de veinticinco años, ¿los que abrirán nuestro tesoro enterrado se preguntarán cómo nos sentimos al armar esta cápsula del tiempo?
Así lo espero. Espero que la emoción que sientan sea tan soñadora como lo es para nosotros. A pesar de todo lo que cambia en 25 años, espero que la fascinación humana con el pasado – la necesidad de preservar y compartir incluso las cosas pequeñas que una vez hicieron feliz a alguien – siga siendo la misma.
Soy Lucy Atkinson y esa es mi Perspectiva.
Traducido por Alondra Gamez.