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Lo que se pierde en la traducción: Como las barreras producidas por el USDA dejan abandonados a los agricultores y los ganaderos inmigrantes

Max Chavez, un agricultor e inmigrante Mexicano, estudia su tierra mientras decide dónde sembrar los cultivos de este año el martes 25 de abril de 2023, en su finca en Carlisle, Iowa. Chávez, junto con muchos otros inmigrantes no nativos de inglés en la comunidad agrícola y ganadera, ha tenido problemas para recibir subvenciones, préstamos y otras oportunidades de financiación
Geoff Stellfox
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Geoff Stellfox, The Gazette
Max Chavez sostiene los restos de la cosecha del año pasado que comenzaron a resembrarse el martes 25 de abril de 2023 en su cultivo en Carlisle, Iowa. Chávez, junto con muchos otros inmigrantes no nativos de inglés en la comunidad agrícola y ganadera, han tenido problemas para recibir subvenciones, préstamos y otras oportunidades de financiación.

Con el crujido de la tierra bajo los pies, Max Chávez camina por sus diez acres de tierra con estacas de madera en las manos. Escrito en su letra decía uno “Pimientos”, y “Ejotes” decía el otro. Cada par de pasos, metía una estaca en la tierra para indicar donde aparecería su cosecha en los próximos meses.

Chávez se crió como agricultor en México. A los trece años se mudó a California, y en 1999 a Iowa. Después de plantar y podar vides alrededor del estado, ahorró lo suficiente para alquilar terreno y cultivar tomates, calabacines, pimientos y más vegetales.

Cuando se le pregunta lo que se requiere para mantener su finca en Carlisle, llamada Sunny Valley Vegetales, Chávez, de 55 años de edad, tiene una respuesta rápida: “Dinero.”

Entre los gastos altos de producción agrícola record y la disminución de los ingresos agrícolas, los productores se enfrentan con cargas económicas más altas que antes.

El Departamento de Agricultura de EEUU (USDA) existe para ayudar. La mayoría de los agricultores reciben algún tipo de apoyo del USDA, sea como subsidios para los agricultores comerciales a micropréstamos para los agricultores que cultivan en escala menor, y servicios de conservación a seguros de cultivos. Cada año el departamento brinda billones de dólares para estos servicios.

No obstante, como muchos agricultores y ganaderos inmigrantes en los EEUU, es difícil para Chávez tener acceso, o hasta enterarse, de estas oportunidades. Dijo que todavía está esperando fondos del Coronavirus Food Assistance Program (Programa de Ayuda Alimenticia por el Coronavirus) patrocinado por el USDA. Lo aprobaron para que pudiera comprar materiales y equipo necesarios.

“Ya no creo en ellos,” dijo sobre el USDA. “Si no recibo este dinero, ¿cómo voy a producir comida para alimentar a la gente?”

El USDA ha progresado al mejorar la accesibilidad para los productores históricamente pocos servidos, que incluyen a los agricultores y ganaderos inmigrantes. Sin embargo, los productores y los defensores dicen que no es suficiente. Quieren más soluciones incluidas en la siguiente Legislación Agrícola (Farm Bill) para ser más justos e igualitarios.

Las barreras del idioma

Samuel Patiño, de 74 años, se crio en el campo mexicano, donde su familia cultivaba maíz, ejotes, y otros vegetales. Vino a los EEUU en 1973 y hace 16 años que comenzó con los cultivos. Ahora es dueño de 21 acres de terreno en el suroeste de Missouri, donde cría ganado y aves de corral además de cultivar vegetales.

Patiño sólo se enteró del USDA por el año 2014, pero no ha tenido éxito en obtener préstamos para sus operaciones o fondos para una cerca nueva. Dijo que se debía a barreras lingüísticas que enfrenta: Patiño comprende información básica en inglés, pero no un lenguaje técnico que tiene que ver con la agricultura, y esto incluye cómo solicitar participación en los programas del USDA.

Aún para los productores muy competentes en inglés, solicitar los recursos del USDA no es sencillo. Los solicitantes deben descifrar para cuáles programas son elegibles, y luego tienen que navegar por una serie de pasos para ser aprobados. Necesitan proveer los documentos correctos, que pueden significar años de datos a los que hay que seguir el rastro. Algunos hasta emplean especialistas en pedir subvenciones para ayudarles.

Progresar por este laberinto se hace aún más difícil cuando los formularios y las instrucciones no están en la lengua nativa de los productores.

“A veces creo que nos ignoran,” dijo Patiño en español. “A veces nos quedamos estancados porque no nos expresamos muy bien.”

Max Chavez sostiene los restos de la cosecha del año pasado que comenzaron a resembrarse el martes 25 de abril de 2023 en su cultivo en Carlisle, Iowa. Chávez, junto con muchos otros inmigrantes no nativos de inglés en la comunidad agrícola y ganadera, han tenido problemas para recibir subvenciones, préstamos y otras oportunidades de financiación.
Geoff Stellfox
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Geoff Stellfox, The Gazette
Max Chavez sostiene los restos de la cosecha del año pasado que comenzaron a resembrarse el martes 25 de abril de 2023 en su cultivo en Carlisle, Iowa. Chávez, junto con muchos otros inmigrantes no nativos de inglés en la comunidad agrícola y ganadera, han tenido problemas para recibir subvenciones, préstamos y otras oportunidades de financiación.

Las barreras lingüísticas cuentan entre los desafíos más grandes para los productores inmigrantes, dijo Eleazar González, un especialista en granjas pequeñas y sostenibles que forma parte de un programa de extension estatal en Lincoln University en Jefferson City, Missouri. Desde 2011 ha trabajado con agricultores latinos — inclusive Patiño, a quien ayudó para recibir fondos para un invernadero pequeño — para mejorar su conocimiento del negocio agrícola, sus ganancias y su acceso a los programas del USDA.

La mayoría de los productores inmigrantes carecen de una educación universitaria; muchos no han terminado la escuela secundaria, dijo González. Como resultado, su nivel de alfabetismo es limitado — sobre todo en inglés. Este hecho hace más difícil tener éxito en las solicitudes de los programas del USDA. Puede ser que los solicitantes no comprendan los requisitos para calificar, como mantener la documentación de sus transacciones, ni el papeleo intensivo a que están sometidos.

Para añadir a las dificultades, la mayoría de las solicitudes y los materiales del USDA sólo están disponibles en inglés. Las traducciones pueden ser disponibles, pero solamente después de pedirlas de un centro de servicio local del USDA. Como resultado, muchos productores inmigrantes no comprenden de modo básico cómo funcionan los programas del USDA.

“Carecen del conocimiento y de la información para tener acceso a los recursos,” dijo González.

Las barreras del idioma existen del otro lado también: muchos representantes angloparlantes del USDA tienen dificultades para establecer vínculos con los productores agrícolas.

Laura-Anne Minkoff-Zern es una investigadora principal asociada y profesora asociada de Syracuse University. Mientras investigaba para su libro, “The New American Farmer” (El nuevo agricultor norteamericano), publicado en 2019, ella se encontró con administradores de varias oficinas locales del USDA en varios estados alrededor del país. Sólo una oficina tenía un hispanoparlante. Las otras oficinas reconocieron barreras al comunicarse con los productores inmigrantes.

“El USDA es limitado, especialmente en términos de fondos y divulgación para los agricultores que no se ponen primero en contacto con los del USDA,” dijo Minkoff-Zern.

Los esfuerzos fallidos dejan a muchos productores inmigrantes desalentados, dijo Filiberto Villa-Gómez, un investigador asociado de Michigan State University y un coordinador de la divulgación a los hispanohablantes para Michigan Food and Farming Systems (Los sistemas de alimentación y agricultura de Michigan).

VIlla-Gómez ha trabajado con cientos de agricultores latinos en Michigan durante unos quince años, conectándolos con representantes del USDA para promover programas aplicables y recursos disponibles. Sin embargo, aún con su ayuda, frecuentemente los productores no tienen éxito.

“Cuando los agricultores preparan sus solicitudes, el representante dice, ‘No está completa. Falta esto y aquello.” La gente vuelve a sus granjas…y no regresan,” dijo Villa-Gomez. “La gente está frustrada muchas veces.”

Las barreras culturales

Las barreras para los productores inmigrantes trascienden el idioma: muchos todavía dependen de hábitos agrícolas y culturales de sus países nativos. Algunos no confían en el gobierno lo suficiente para pedir recursos; otros creen que no necesitan el apoyo.

Estas barreras culturales, junto con la falta de una divulgación exitosa, significa que el USDA no está en la conciencia de los productores inmigrantes. Y, como resultado, es difícil calcular cuántos productores inmigrantes existen en los EEUU.

“Hay muchos agricultores inmigrantes, pero no sabemos dónde están. Puede ser que no sepan lo que es el USDA,” dijo González. “Cuando vamos a una comunidad y hablamos con los agricultores, esto es una realidad. Cuando uno ve los datos del censo, esta es otra realidad.”

La ayuda disponible puede ser de difícil acceso para ellos. Algunas oportunidades de entrenamiento ofrecidas por el USDA toman lugar entre semana — cuando muchos productores inmigrantes tienen empleos de tiempo completo.

“Ellos no reciben el dinero suficiente para trabajar tiempo completo en la granja,” dijo Villa-Gómez. “Su esperanza es ganar más y vivir mejor y comer fruta y productos frescos, pero deben tener trabajos adicionales porque lo que produce la granja no es suficiente.”

Joseph Malual es un especialista del desarrollo comunitario y económico con Illinois Extension (la extension de Illinois) de la Universidad de Illinois de Urbana-Champaign. Originalmente se mudó a Iowa como refugiado de la guerra de Sudán del Sur, donde la alimentación y la agricultura eran partes esenciales de su crianza.

A lo largo de su tiempo en el Medio Oeste, ha trabajado con agricultores hmong, latinos, refugiados y principiantes para superar las barreras que enfrentan para llegar a recursos agrícolas. Dijo que muchos productores inmigrantes están aislados socialmente — sea de sus vecinos y de recursos locales, estatales y federales.

“Simplemente es muy difícil para los inmigrantes llegar a estos recursos por cuenta propia,” dijo Malual. “Tienen que encontrar otros aliados.”

Max Chavez, un agricultor e inmigrante Mexicano, posa para un retrato el martes 25 de abril de 2023 en Goode Greenhouse en Des Moines, Iowa. Chávez, junto con muchos otros inmigrantes no nativos de inglés en la comunidad agrícola y ganadera, ha tenido problemas para recibir subvenciones, préstamos y otras oportunidades de financiación.
Geoff Stellfox
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Geoff Stellfox, The Gazette
Max Chavez, un agricultor e inmigrante Mexicano, posa para un retrato el martes 25 de abril de 2023 en Goode Greenhouse en Des Moines, Iowa. Chávez, junto con muchos otros inmigrantes no nativos de inglés en la comunidad agrícola y ganadera, ha tenido problemas para recibir subvenciones, préstamos y otras oportunidades de financiación.

Los esfuerzos del USDA — y sus fallos

El USDA ha tomado ciertas medidas para mejorar el acceso para los productores inmigrantes, dijo Gloria Montaño Greene.

Ella es diputada subsecretaría para el área de la producción y conservación agrícola del USDA (USDA Farm Production and Conservation) que incluye las agencias con contacto a los agricultores, que abarca la agencia del servicio agrícola (Farm Service Agency), el servicio de conservación de recursos naturales (Natural Resource Conservation Service) y la agencia de gestión de riesgos (Risk Management Agency). Ella administra más de dos mil centros de servicio en los EEUU y en sus territorios.

Montaño Greene dijo que el USDA está trabajando para traducir sus programas en idiomas nativos para los productores. Algunos artículos en alta demanda, como partes del Acto de la Reducción de la Inflación (Inflation Reduction Act) y hojas informativas, ya aparecen en diversos idiomas. Algunos artículos están traducidos al nivel estatal.

El año pasado, la agencia logró traducir más de 730 documentos — incluyendo hojas informativas, comunicados de prensa, contratos y formularios — a treinta idiomas. No obstante, no todo el material del USDA está traducido.

Las solicitudes, por ejemplo, típicamente sólo se ofrecen en inglés, excepto algunos que han sido traducidos al español o tienen instrucciones en español. Los comunicados de prensa traducidos son pocos y poco frecuentes.

El USDA también ofrece servicios gratuitos de interpretación en catorce idiomas, incluyendo el español, el coreano y el francés canadiense — los cuales son los más pedidos hasta ahora. Los productores tienen que ir a su centro local de servicio del USDA donde un asistente puede hacer una llamada para conseguir un intérprete para la traducción simultánea durante una discusión.

Por lo general, estos servicios no experimentan una gran demanda todavía, dijo Montaño Greene. El año pasado se hicieron 109 llamadas para servicios de interpretación: 86 para la Agencia del Servicio Agrícola (Farm Service Agency), 22 para el Servicio de Conservación de Recursos Naturales (Natural Resource Conservation Service) y uno para la Agencia de la Gestión de Riesgos (Risk Management Agency).

El USDA está intentando promoverlos a sus clientes y empleados para aumentar su uso.

“Sé que no es la solución más perfecta, pero también ayuda con la barrera lingüística,” dijo Montaño Greene. “Me parece que estamos intentando averiguar cómo superar los problemas lingüísticos y entonces complementar con nuestros servicios de divulgación y educación.”

El USDA también dirige sus fondos a las organizaciones basadas en las comunidades que pueden actuar como puntos de contacto confiables entre el departamento y los productores inmigrantes.

Las universidades pueden recibir fondos para este tipo de trabajo mediante el Instituto Nacional de Alimentación y Agricultura del USDA (National Institute of Food and Agriculture). Su Programa de Desarrollo para Agricultores y Ganaderos Principiantes (Beginning Farmer and Ranchers Development Program), por ejemplo, da apoyo a productores en EEUU que están al comienzo de sus carreras y les da al menos cinco por ciento de sus fondos a proyectos que ayudan a productores que están socialmente desfavorecidos, tienen recursos limitados o que son trabajadores agrícolas que están convirtiéndose en agricultores. El programa ayuda a mantener el trabajo que hace González con los agricultores en Missouri.

Estos pasos son sólo el principio, dijo Montaño Greene.

“Tenemos más trabajo que hacer,” dijo. “Me parece que siempre vamos a tener más trabajo que hacer.”

Los próximos pasos

Maximino Pérez conoce demasiado bien las barreras que enfrentan los agricultores inmigrantes. De 52 años de edad, creció en un rancho en México. Hace diez años comenzó su propia ganadería en el suroeste de Missouri y ahora tiene veinte cabezas de ganado.

Después de una sequía, recibió ayuda de emergencia del USDA para comprar pasto y heno para su ganado. El personal angloparlante le ayudó a lo largo del proceso de solicitud. No obstante, cuando intentó recibir ayuda parecida después de una tormenta de hielo, su solicitud fue rechazada. No sabía que tenía que tomar y entregar fotos de los cinco novillos que habían muerto.

“Uno se siente muy triste porque todo funciona con dinero, y en este caso, uno pierde,” dijo Pérez. El tuvo que esperar otro año para que su ganado produjera más novillos.

Max Chavez, a farmer and immigrant from Mexico, surveys his land as he decides where to plant this years crops on Tuesday, April 25, 2023, at his farmland in Carlisle, Iowa. Chavez, along with many other immigrant non-native English speakers in the agricultural and ranching community, has struggled to receive grants, loans and other funding opportunities. Credit: Geoff Stellfox, The Gazette
Geoff Stellfox
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Geoff Stellfox, The Gazette
Max Chavez, un agricultor e inmigrante Mexicano, estudia su tierra mientras decide dónde plantar los cultivos de este año el martes 25 de abril de 2023, en su cultivo en Carlisle, Iowa. Chávez, junto con muchos otros inmigrantes no nativos de inglés en la comunidad agrícola y ganadera, ha tenido problemas para recibir subvenciones, préstamos y otras oportunidades de financiación.

Las organizaciones de comunidad están presionando para mejorar el USDA a través de la Legislación Agrícola (Farm Bill) en gestión, que es un conjunto de leyes que se renuevan cada cinco años. Provee fondos para varios programas que abarcan materias primas para la conservación, seguros de cultivos y desarrollo rural.

El Centro para los Asuntos Rurales (Center for Rural Affairs) está pidiendo al Congreso que se lancen los anuncios de programas simultáneamente en inglés y en otras idiomas. Ellon también piden que los materiales educativos y los formularios para apuntarse para los programas sean disponibles en otros idiomas. Asimismo, el centro quiere que el Congreso cree una lista de intérpretes confiables en cada estado que pueda ayudar a los productores a mantener relaciones a largo plazo con los centros de servicio del USDA.

“Queremos garantizar que hay un nivel básico de accesibilidad de la información,” dijo Kate Hansen, asociada mayor de política del Centro de Asuntos Rurales. “Entonces, nuestra meta final es ampliar esto más.”

González dijo que reducir el número de requisitos y trámites para recibir oportunidades del USDA pueden hacerlas más accesibles a los productores inmigrantes. Asimismo, más contacto directo entre los agentes y los agricultores pueden alentar más participación también.

Mientras que el número de granjas disminuye y la edad promedio de los agricultores sube, el futuro de la agricultura en los EEUU depende del éxito de los productores principiantes — como los agricultores y ganaderos inmigrantes. Para recibir la ayuda que requieren, tanto los productores como los defensores dicen que el acceso al USDA tiene que mejorar.

“Por un lado, es por razones económicas, pero por otro lado es por lo social, que queremos ver equidad en los sistemas alimenticios en el país,” dijo Malual. “¿Por qué no posicionar a los inmigrantes que son residentes y ciudadanos de los EEU. para obtener esa equidad?”

Este reportaje es un resultado del Mississippi River Basin Ag & Water Desk, una red editorial independiente de noticias basada en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Missouri, en conjunto con Report for America y Society of Environmental Journalists, que recibe fondos de la Fundación de la Familia Walton.

Story translated by Frances Jaeger. Photo captions translated by Juanpablo Ramirez-Franco.

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