Hace cuarenta años, Bruce me gritó del otro lado de North Boone School Road: "¿Te casarías conmigo?" "Sí", le grite en respuesta. Una nube tormentosa colgaba baja en la distancia.
No podrías haber encontrado dos personas más diferentes. Es callado, un genio con sus manos. Soy una habladora, una escritora, con la mente en los pensamientos. Su madre insinuó que yo era demasiado inteligente. (Ella estaba ciega a su inteligencia). Aunque su pastor tenía sus reservas, al final nos casó.
En lugar de decir clichés sobre un matrimonio largo, déjame contarte un poco sobre el Lindworm, una historia que Martin Shaw cuenta en su libro Courting the Wild Twin. Nacen dos niños. El primero es una serpiente que se aleja culebreándose. En seguido, nace un bebé hermoso. La serpiente insiste en que se case antes del niño hermoso. No obstante, mata a todas las novias que le mandan a su habitación.
Después de que una anciana le aconseja a una joven que haga doce camisones, bordando cada uno cerca de su corazón, ella dice: "Me casaré con la serpiente". Cuando ella entra en la habitación de la serpiente, él le pide que se quite el camisón. "Si te quitas las escamas", responde. Hacen esto doce veces. Al final es un lío pálido y gelatinoso. Ella lo frota con un cepillo.
Imagina el dolor.
Shaw escribe: “Cuando amaneció, finalmente había un hombre frente a ella, con el rostro de alguien enviado al exilio hace mucho tiempo. Alguien con una belleza ordinaria, que amaría toda su vida ".
Y así es como ha sido para Bruce y para mí.
Traducido por Alondra Gamez.