Últimamente, los versos iniciales de un poema de Wordsworth siguen rodeando por mi mente – “El mundo es demasiado para nosotros; tarde y temprano, recibimos y gastamos, disipando nuestras fuerzas…” Esto refleja mi estado mental desde la investidura presidencial. Tantas cosas ocurren tan rápido, que se me hace difícil dejar mis preocupaciones pasar, ni por un momento, para reconectarme con la naturaleza que es nuestro centro, o nuestro fundamento.
Cuando era joven, mis padres nos llevaban a rastras a monumentos históricos por toda la Costa Este. La Estatua de la Libertad, la Campana de la Libertad, la Estación Espacial de Kennedy, y a todas partes entremedio. De hecho, estábamos de visita en la Estación Espacial el día que Apollo 11 aterrizó en la luna. ¡Mi hermano y yo nos sentimos como si fuéramos parte de la misión! Durante el verano del ’76, celebramos el bicentenario del país en Washington, DC, con miles de otros ciudadanos orgullos alrededor de nosotros.
¿Se podría haber imaginado alguien que sólo un medio siglo después de esa celebración, el orgullo en nuestro país y sus líderes bajaría tanto, tan rápido, para muchos? La gente se ha de sentir que sus cabezas están girando ya que cada nuevo día trae nuevos edictos y nuevas órdenes ejecutivas que amenazan las creencias e instituciones que convirtieron a los EE. UU. en el “país destinario”.
Aunque nos podamos sentir abrumados e indefensos mientras giran conspiraciones políticas, la sabiduría de Wordsworth tiene vigencia. Necesitamos soltar nuestras preocupaciones y el peso del mundo por el momento, para conectarnos con la naturaleza, para centrarnos, y para enforcarnos en las personas que nos importan y a los que también importamos.
Soy Suzanne Degges-White y esa es mi perspectiva.
Traducido por Alondra Gamez.