Hear this perspective in English
He seguido el drama del representante George Santos con la misma fascinación perversa con que veía el programa de televisión La oficina: cada vez que pensaba que Ricky Gervais no podía ser más ofensivo, lograba mayores insultos y ofensas. De modo parecido, las mentiras de Santos proliferan. Ahora hay evidencia creible de que ha robado cachorros de granjeros que son Amish. Un autor de novelas no podía inventar este tipo de cuento chino.
Desgraciadamente, Santos no es el único republicano que inventa mentiras. La representante de Florida, Anna Paulina Luna, presentó una versión poco verídica de sus orígenes familiares. El Pinocchio republicano más reciente es el representante de Tennessee, Andy Ogles. No hay evidencia de que sus afirmaciones de ser economista y experto en las redes de tráfico humano sean ciertas.
Lo que encuentro chocante es que un proceso de verificación habría expuesto estas mentiras y verdades a medias. Como profesora universitaria, siempre he tenido que presentar evidencia sobre mis títulos, publicaciones y experiencia laboral. ¿Quiere decir que los partidos políticos no revisan a sus candidatos antes de poner sus nombres en la boleta electoral? Si es cierto, entonces cualquier maestro de una escuela pública o enfermera pasa por más escrutinio que un representante en el Congreso.
Para insultar la inteligencia del ciudadano promedio aún más está este afán de los republicanos de censurar libros, intimidar a profesores y demonizar a bibliotecarias. En vez de someter a los distritos escolares a su forma de censura, ¿no deben probar su capacidad de investigar y examinar sus propios candidatos? Si son incapaces de evitar de poner un mentiroso como George Santos en la boleta electoral, entonces este partido político carece de la experiencia y el conocimiento necesarios para dirigir el país.